A mediados de la segunda década de este siglo insurge en Trujillo hacia 1915 una pléyade de intelectuales, un grupo homogéneo de jóvenes artistas anhelosos de decir su mensaje. El nombre del grupo salió espontáneamente. Se le comenzó a mencionar, junto al inventor de este, César Vallejo. Desde el inicio se declararon anti–universitarios. Fue una generación que se opuso violentamente contra lo establecido y si asistieron a los claustros docentes era para conocer al “ogro desde sus entrañas” (La Universidad desde adentro) y para reformarla.
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